Aunque mantiene algunas de sus elaboraciones tradicionales, el negocio ha innovado con la creación de postres asociados a elementos patrimoniales o personajes de Los Monegros.
La Pastelería Trallero, ubicada en Sariñena, ya exhibe las siempre caprichosas Monas de Pascua. Los huevos, gallinas y conejos moldeados en chocolate copan el escaparate del establecimiento, atrayendo las miradas de pequeños y mayores. También llama la atención un gran vinilo de color rojo colocado sobre el cristal, anunciando los años que el negocio lleva abierto, 60, una efeméride que alcanza este 2023.
Salvador Trallero y Margarita Anoro abrieron las puertas de este establecimiento el 6 de enero de 1963. En aquel entonces, el ahora matrimonio tenía el deseo de casarse y para ello, necesitaban de una solvencia económica que decidieron buscar a base de trabajo, ilusión y sacrificio. Y lo consiguieron. A su entrega y dedicación, la población respondió desde el primer día. De hecho, y según recuerdan, lograron vender todos los pasteles que elaboraron para la jornada de inauguración.
La pareja emprendió sin conocer en profundidad el oficio. Hasta abrir su negocio, Salvador Trallero solo acumulaba la experiencia de la ayuda que en fechas puntuales prestaba a un tío pastelero afincado en Fraga. «Me empleaban para encender el horno y batir, pero el oficio me gustaba y confiaba en mis habilidades. Además, era el momento de intentarlo, ya que no había ninguna pastelería en Sariñena», explica el fundador, que tiene 84 años de edad y que ya lleva tiempo jubilado.
Muchas horas de trabajo
Salvador Trallero suplió su falta de experiencia con horas de trabajo, ensayando cada técnica y perfeccionando sus habilidades. Al principio, se sirvió de libros de pastelería y revistas especializadas. «Metía muchísimas horas. Mis vecinos me preguntaban cuándo dormía, ya que siempre veían luz en el obrador, a la hora de acostarse y al levantarse. La constancia fue mi mejor arma, junto a la calidad, ya que siempre he utilizado los mejores productos a mi alcance», subraya el pastelero.
«Hemos estado muy sacrificados, pero muy unidos y felices de estar juntos», confirma la mujer del pastelero, Margarita Anoro, que era la encargada de atender al público. «Me ha gustado mucho estar en la tienda y el trato con los clientes», añade, mostrándose «muy agradecida» de la respuesta de la población de Sariñena y en general, de toda la zona de Los Monegros.
Dentro de los más recientes, está ‘Bayeu, el cartujo’, un lamín muy apetecible, donde se une un elemento clásico de la pastelería, el hojaldre, con una de las especialidades de este negocio familiar, la nata, muy apreciada por su ligereza y suavidad. El postre rinde homenaje al pintor fray Manuel Bayeu, cuñado de Goya y autor de las pinturas de la Cartuja de Las Fuentes (Sariñena). También tienen postres con el nombre de ‘Sixena’, haciendo alusión al monasterio de Sijena, o ‘Antolino’, por el patrón de la localidad.
«Ante la gran competencia que existe, la calidad y la innovación son claves; debemos ofrecer un producto diferenciado, con un valor añadido, ya que es imposible competir en precio con las grandes superficies», indica el hijo de los fundadores, Salvador Trallero, que ha impregnado el negocio de su pasión por la historia, la cultura y el patrimonio. De hecho, es un reconocido investigador, escritor y editor, que ha convertido el cafetín de la pastelería en sala de exposiciones, donde dar a conocer la historia del municipio o la labor de artistas locales. También organiza muestras dedicadas a personajes o acontecimientos históricos.
Para celebrar los 60 años de historia de Pastelería Trallero, tiene previsto diseñar una exposición con fotografías que muestren la evolución del establecimiento y además, está sopesando la posibilidad de editar una pequeña publicación. Asimismo, los actuales propietarios del negocio han repartido ya varios vales de regalo entre sus clientes, a los que añadirán una cata de vinos y nuevos sorteos.